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impactos de PoderEs

Este texto forma parte de la serie «Región de datos» que se realiza en colaboración entre ALTEC y Distintas Latitudes.


En la entrega anterior de #RegiónDeDatos vimos que pese a las brechas tecnológicas en Centroamérica, el periódico digital El Faro logró consolidar un equipo multidisciplinario para investigar a fondo uno de los órganos más opacos del Estado salvadoreño: la Asamblea Legislativa. Esto fue gracias a PoderEs, un proyecto que mezcló tecnología, datos abiertos y mucha investigación periodística, y que contó con el apoyo de ALTEC.  

Si bien ya explicamos el nacimiento de PoderEs, el perfil de las personas que participaron y las alianzas que generaron, es necesario preguntarnos en qué derivó el proyecto. 

En palabras de José Luis Sanz, director de El Faro, PoderEs funcionó como un laboratorio de experimentación, que les permitió ganar experiencia en el desarrollo de proyectos complejos que involucraban grandes cantidades de datos.  

Dentro de El Faro, se vio con notable interés la posibilidad de lanzar, probar y evaluar un proyecto que tuviera como eje central los datos abiertos y el periodismo de datos, dos conceptos con los que el periódico se había ido familiarizando poco a poco. 

¿Se logró? ¿Cuáles fueron los impactos más importantes?

Los impactos externos de PoderEs

PoderEs desempeñó una labor relevante en el contexto de las elecciones legislativas de marzo de 2018 y también después, una vez integrada la nueva Asamblea. “Combatió la desinformación”, comenta Carmen Valeria Escobar, una de las periodistas involucradas en el proyecto. 

Según Liliam Arrieta, abogada y experta en temas legislativos de El Salvador, PoderEs fue una plataforma muy útil, pues juntaba en un solo lugar una gran cantidad de información sobre los diputados. En El Salvador y prácticamente en el resto de América Latina, la ciudadanía conoce poco a sus legisladores. Por eso era tan relevante que “la gente en general conociera más de sus representantes y los conociera más profundamente, ya que PoderEs incluía, por ejemplo, aspectos patrimoniales de los diputados, que normalmente no se conocen”, señala Arrieta. 

Adicional a ello, PoderEs desempeñó un papel clave a la hora de procesar y traducir temas técnicos o demasiado complejos, que son difíciles de seguir y comprender para las personas que no conocen de procesos legislativos, y permitió señalar errores y fallas en los mismos. 

PoderEs fue clave porque proporcionaba la información en lenguaje sencillo y fácil de entender para todos.

Liliam Arrieta, abogada y experta en temas legislativos en El Salvador

 

Roxana Lazo y Manuel Talavera, periodistas que participaron en PoderEs, tienen opiniones divergentes sobre los impactos. Lazo considera que PoderES “hizo frente al déficit de información proporcionada por la Asamblea”. Sin embargo, Talavera discrepa pues para él no se trata realmente de un déficit de información sino del tratamiento que se le da para que sea útil y explicativa. 

Talavera considera que la información proporcionada desde PoderES durante el proceso electoral de 2018 fue presentada de tal manera (sencilla y amigable) que permitió educar a los lectores sobre qué tipo de Congreso se había elegido y por qué. En este sentido, PoderEs ayudó a promover la existencia de ciudadanos agentes de cambio, interesados en transformar su realidad, uno de los objetivos de cualquier proyecto de tecnología cívica. 

En términos del relacionamiento con los lectores y las audiencias, José Luis Sanz señala que PoderEs nos puso en el camino de una nueva cultura de ofrecer a nuestros lectores acceso a los datos y documentos en los que se basan nuestras investigaciones”. Es decir, no solamente buscar, sino abrir y compartir los datos.  

Finalmente, para todas las personas involucradas en el proyecto, el mayor impacto de PoderEs sucedió al interior de El Faro.

Los cambios a lo interno de la redacción

Trabajos como el de los cheques de la partida secreta del gobierno de Antonio Saca en El Salvador o los gastos privados del presidente Mauricio Funes con fondos públicos, que requirieron analizar grandes cantidades de datos, no se hubieran podido desarrollar sin la experiencia de trabajo en equipo multidisciplinario que por primera vez desarrolló El Faro, gracias a PoderEs. Eso es lo que opina José Luis Sanz, director del medio. 

Desde el inicio, PoderES se consolidó como una redacción paralela e independiente a la de El Faro. Fungió como un espacio de aprendizaje y conocimiento especializado en temas políticos, legislativos y de periodismo de datos. 

Luego de un año de trabajo financiado por la Alianza Latinoamericana para la Tecnología Cívica (ALTEC), PoderES dejó de existir en septiembre de 2018 y dio paso a que gente joven y con nuevas habilidades se integrara al trabajo sustantivo de El Faro. 

“Más allá de las métricas del proyecto, que superaron las expectativas, el mayor impacto de PoderEs fue en El Faro, ya que mucha gente se ha ido integrando al equipo y forman parte de una nueva y joven generación”, comenta Sergio Arauz, editor de contenido de PoderEs. El equipo base de PoderEs ha terminado trabajando de manera permanente o en proyectos específicos después de que terminó el proyecto. 

Posterior a PoderES, El Faro publicó tres investigaciones donde participó Manuel Talavera, periodista de datos que hoy forma parte del área de investigaciones especiales del periódico. Desde la visión de Arauz dichos trabajos no hubieran sido posible sin el aprendizaje obtenido, la generación de datasets y la construcción de las bases de datos.

Carmen Valeria Escobar recientemente fue parte del proyecto Diversoamérica, una coproducción con Vice, y Roxana Lazo también se sumó a la plantilla de El Faro en el área de nacionales y política. 

PoderES se maquiló como un proyecto coyuntural frente a elecciones legislativas, sin embargo, se convirtió en un proceso para  integrar un equipo especializado en datos. Una apuesta en la que El Faro sigue trabajando. 

“ALTEC nos financió el corazón, es decir, el personal especializado que ahora monitorea y hace trabajo de datos en El Faro. Tener el financiamiento un año, permitió que seis personas trabajaran de lleno en esto y bajo un contexto como este era un lujo. No siempre puede darse”, concluye Sergio Arauz.

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