Texto: Tania Chacón
Fotos: Lizbeth Hernández
El periodista Javier Valdez tenía un gran sentido del humor e ironía, que imprimía incluso en las cosas más duras que se debían decir. Así lo recuerda el periodista peruano Gustavo Gorriti. En sus propias palabras, Javier Valdez “llevaba la risa a la conversación sobre periodismos existenciales”. Javier Valdez fue asesinado el 15 de mayo de 2017 en Sinaloa, México. Exactamente un año después, el 15 de mayo de 2018, en Tabasco, México, fue asesinado el periodista Juan Carlos Huerta.
El conversatorio “Matar al mensajero: Asesinatos de periodistas en México y Honduras” se llevó a cabo en el cuarto día de actividades del Foro Centroamericano de Periodismo (ForoCAP), el 17 de mayo, para hablar sobre la situación de violencia que enfrentan los periodistas de dos de los países de América Latina con más reporteros asesinados y mayores índices de impunidad. En la conversación participaron los periodistas mexicanos Guillermo Osorno, director de Horizontal e Ismael Bojórquez, director de Ríodoce, así como Héctor Becerra, periodista y activista hondureño. La moderación la realizó Gustavo Gorriti, director de IDL-Reporteros.
Antes de dar la palabra a los panelistas, Gorriti habló de la importancia de aprender a defenderse, tomar un papel mucho más activo en la parte de defensa y desarrollar estrategias al respecto. Precisó que “está muy claro que no hay ninguna estrategia que nos haga invulnerables, no hay ninguna estrategia que ausente por completo el peligro. Pero sí hay toda una serie de cosas que pueden disminuir nuestro factor de riesgo”.
El autor de Sendero: Historia de la guerra milenaria en el Perú llegó a la conclusión de que Javier Valdez, el periodista mexicano fundador de la publicación Ríodoce había desarrollado la estrategia de Sherezada: “Escribía tan bien, hacía tan buenos relatos, relataba tan bien lo que había pasado que yo dije, para que pueda seguir narrando, nadie le va a hacer daño. Y nos equivocamos”.
México y Honduras
Desde 2001, en Honduras han sido asesinados 75 periodistas. El 92% de los homicidios en el país quedan impunes, de acuerdo con la información que expuso en el conversatorio el periodista Héctor Becerra. “Por supuesto, varios de los periodistas que han sido asesinados, de acuerdo con el registro que lleva el Comité por la Libertad de Expresión, su muerte ha tenido que ver con el ejercicio del periodismo”.
Por su parte el periodista Ismael Bojórquez dio los datos mexicanos: El nivel de impunidad es del 99.6% y solo en el sexenio de Enrique Peña Nieto, el actual presidente del país, ha habido 55 asesinatos de periodistas. De acuerdo con la organización Artículo 19, solo en 2017 ocurrieron 507 agresiones contra la prensa. Bajo este contexto Bojórquez es enfático: “Dijimos nosotros que si el gobierno le estaba apostando al olvido, nosotros le estábamos apostando a la memoria […]. No declinamos en la demanda de justicia”.
Tras el asesinato de Javier Valdez, varios periodistas mexicanos se reunieron para buscar la manera de protegerse y pasar a la acción. Guillermo Osorno fue uno de los coordinadores de esos grupos de trabajo (llamado Agenda de periodistas) y presentó algunas de las principales conclusiones sobre las principales preocupaciones de los periodistas de su país: precariedad laboral, la relación con las instituciones del Estado y crear nuevos vehículos de comunicación con la sociedad.
¿Qué soluciones necesitan los periodistas?
Gustavo Gorriti planteó a los panelistas la pregunta: ¿Qué se necesita para cambiar la situación de impunidad? Para Guillermo Osorno, el próximo presidente de México, el cual será elegido el próximo 1 de julio, tiene que buscar una fiscalía independiente. Para Héctor Becerra “la lucha no solo es local, debemos hacer el esfuerzo en el ámbito regional e internacional. El periodismo latinoamericano tiene la obligación a reivindicar la memoria de los periodistas que han muerto en el ejercicio de esta noble profesión”.
Aunque aclaró que no existe una o dos medidas específicas que automáticamente mejoren la situación, Gustavo Gorriti, colaborador de medios internacionales como El País y el New York Times, recomendó al respecto implementar una serie de medidas de defensa tales como dar refugio en determinadas circunstancias, entrenar a los periodistas en peligro, tener capacidad de reacción en los niveles inmediatos y mediatos, desarrollar estrategias de contrainteligencia para no caminar a ciegas y detectar de dónde puede venir una amenaza, e investigar a fondo. “La única cosa que eventualmente va hacer posible que bajen los altos niveles de impunidad es que los líderes, los que están incluso detrás del proceso intelectual, paguen el precio. En el momento en que la posibilidad de castigo llegue a los que tienen poder, entonces va a cambiar la situación de impunidad”.
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