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Distintas Latitudes preguntó al periodista Alberto Pradilla, especializado en temas de derechos humanos, migración, política y violencia, qué recomendaciones o buenas prácticas de su ejercicio periodístico cree que son importantes para otros periodistas a la hora de narrar el fenómeno migratorio. Pradilla participará en la mesa “Migrantes everywhere. Narrativas de la migración en América Latina” del 8vo Foro de Medios Digitales y Periodismo que sucederá el 17 y 18 de octubre de este 2019.


La imagen de cientos de migrantes centroamericanos aglomerados (infancias, mujeres, adolescentes y hombres) en el puente Rodolfo Robles que cruza sobre el río Suchiate, frontera natural entre México y Guatemala, fue un acontecimiento que marcó el 2018. 

En ese momento, octubre de 2018, las personas de Centroamérica fueron más visibles. Cada año miles de migrantes de Honduras, El Salvador y Guatemala salen —entre otras razones— por las condiciones de desigualdad y la violencia ejercida por las pandillas y las fuerzas de seguridad que se vive en sus lugares de origen.

Según datos de Insight Crime, en 2018 El Salvador registró una tasa de 51 homicidios por cada cien mil habitantes, lo que equivale a 3 mil 340. En Honduras, se registraron 3 mil 310 asesinatos, lo que equivale a una tasa de 40 por cada cien mil habitantes. Guatemala registró 3 mil 881 asesinatos, es decir, una tasa de homicidios de 22.4 por cada cien mil habitantes. Estos países también concentran el 87% de los feminicidios ocurridos en Centroamérica, según la Cepal.

En octubre de 2018, una de las últimas acciones del gobierno de Enrique Peña Nieto fue decir que recibiría “con los brazos abiertos” a los migrantes centroamericanos que ingresaran “de forma ordenada”. La bienvenida también fue rociar gas lacrimógeno y cerrar las puertas de la frontera sur. 

Según cifras de ACNUR, hubo 16 mil personas en tránsito que caminaron juntas de octubre a mitad noviembre de 2018. Ir unidos se volvió una estrategia de protección frente a las violaciones a derechos humanos (golpizas, persecución, extorsiones, desapariciones, violaciones, asesinatos) a las que se enfrentan al momento de llegar y cruzar el territorio mexicano. 

La agencia de Naciones Unidas destacó que poco menos de la mitad (48%) provenían de Honduras y 39% de El Salvador. El 60% dijo huir de la violencia de las pandillas. El 70% consideró que su vida corre peligro si regresa a su lugar de origen. 

Frente a discursos xenófobos y estigmatizantes que se dieron a partir del avance de estas personas migrantes, el periodismo fue vital para explicar las razones por las que “buscan una vida mejor”. También para develar la inoperancia de los Estados, y relatar los amores en tránsito o los esfuerzos solidarios y empáticos por acompañar el camino al norte de miles de personas centroamericanas.

El periodista Alberto Pradilla, caminó con la caravana durante mes y medio desde Guatemala hasta el muro que se impone para dividir la frontera entre México y Estados Unidos. Sus crónicas de esa travesía se alojan en su libro, Caravana. Cómo el éxodo centroamericano salió de la clandestinidad.

Distintas Latitudes preguntó a Pradilla algunas recomendaciones para periodistas que busquen cubrir y narrar la migración. Pradilla fue claro, no le gusta decir cómo es que (un colega) tiene que hacer su trabajo. El periodista considera que “vivimos en un mundo en el que centramos mucha atención en el medio. Como si cambiando la forma de relatar fuesen a desaparecer las miserias que retratamos. Hay profesionales con una inmensa trayectoria y que han sacado trabajos verdaderamente potentes”.

Cinco recomendaciones para cubrir y narrar la migración

Empatía. Es fundamental ponerte en la piel del otro. No revictimizar, no caricaturizar, no idealizar. Hablamos de seres humanos vulnerables y tenemos una responsabilidad.

Contexto. Es imprescindible saber qué es lo que ha motivado la migración. Si la gente marcha por motivos económicos, si es por una guerra, si son perseguidos, si son solicitantes de asilo. También es importante tener unas nociones básicas sobre las leyes de migración, regulación de asilo, etc.

Tiempo. En demasiadas ocasiones las urgencias obligan y no pasamos demasiado con nuestras fuentes. Pero creo imprescindible dedicarle un tiempo apropiado, más allá de llegar, poner el micro y marcharnos.

Verificación. La migración es un mundo en el que los rumores se extienden con facilidad. Pueden ser fake news o descontextualizaciones de carácter xenófobo o noticias no confirmadas que damos por válidas.

No dar consejos. Estamos en una situación privilegiada. Muchos migrantes van a acercarse para pedir consejo. Hay que recordar que nosotros estamos en otra posición, que no vamos a cargar con las consecuencias de una mala decisión. Podemos dar toda la información de la que dispongamos, pero no cometamos el error de sugerir qué hacer.

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En el 8vo Foro de Medios Digitales y Periodismo Alberto Pradilla estará compartiendo mesa junto a Mónica González, recién ganadora del Premio Gabo en la categoría de Innovación por la investigación colaborativa Mujeres en la Vitrina, migración en manos de la trata; Alicia Hernández, periodista freelance en Venezuela y María Laura Chang, periodista freelance en Argentina.

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En portada: Albergue El Barretal, Tijuana, 2019. En este sitio permanecieron migrantes de Centroamérica a inicios de año en espera de respuesta a su solicitud de asilo en Estados Unidos y/o México. Foto: Lizbeth Hernández.
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México (1991). Periodista independiente egresada de Comunicación por la Universidad Nacional Autónoma de México. Le interesa escribir sobre las infinitas posibilidades de habitar el género, las resistencias desde una perspectiva de derechos humanos. Ha publicado en varios medios digitales como Kaja Negra, El Beisman, Revista Hysteria.

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