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Fabián Suárez, gerente audiovisual del Festival Internacional de Cine de las Víctimas del Conflicto, nos comparte su visión sobre por qué el cine puede ayudar a construir paz en Colombia.

 


 

La pasión de Fabián Suárez (Colombia, 1988) por la gran pantalla inició desde que estaba en el vientre de su mamá, entonces ella era una amante empedernida de las películas de terror. Hoy en día el cine es su herramienta para aportar a la construcción de paz en Colombia, gracias a su labor como gerente audiovisual del Festival Internacional de Cine de las Víctimas del Conflicto.

Fabián Suárez se unió a dicho festival como voluntario en la primera edición, realizada en 2015. Actualmente, es el puente entre la voz de las víctimas y las piezas artísticas que construyen para la sociedad.  

Recordemos que Colombia vive tiempos complejos. En agosto de este 2019 Iván Márquez, un exlíder de las FARC anunció que se retomaría la lucha armada. Esto en medio de un ambiente de incumplimiento por parte del gobierno a los acuerdos firmados en la Habana en 2016. Sin embargo, desde diversos ámbitos, como el arte, se sigue apostando por la reconciliación bajo la bandera de la paz. 

Para Fabián Suárez, el séptimo arte no solo repara simbólicamente sino que también construye memoria histórica desde la voz, y la representación de las víctimas, desde historias que, más allá de la guerra, dan cuenta de amor a la vida, valentía y resiliencia.

Fabián Suárez conversó con Distintas Latitudes sobre su apuesta, los retos de su labor en el Festival y otros temas.

¿Cómo surgió tu interés en trabajar por la paz de Colombia?

Siempre he tenido un interés por hacer algo para aportar un cambio. Siempre he sido polémico y me ha gustado el tema de liderar iniciativas y ser una voz para reclamar, me he tornado a veces un poco contestatario de alguna forma, hasta en redes sociales, y ese gusto lo he traído un poco al Festival. Algo así como ¿de qué manera ayudamos a un verdadero cambio? ¿De qué manera aportamos? En el caso de las víctimas, es un proceso muy chévere y gratificante vivenciar y ser parte del proceso de ayudarlos a pasar de ser revictimizado, de revictimizarse y a dejar de pensar en la reparación económica del Estado, para empezar a mirar hacia sus proyectos, hacia su futuro.

Si pudieras elegir un superpoder, ¿cuál sería?

Mi superpoder podría ser leer los corazones, poder saber qué siente el otro y de qué manera me puedo comunicar con él, porque es difícil el tema de la comunicación. No sé si por mí, por mi forma de ser o por mis cosas, pero el medio es súper difícil, y esto me ayudaría a saber cómo me puedo dirigir hacia ti, cómo lograría llegarte, sabiendo lo que tienes en tu corazón.

¿Qué ha sido lo más desafiante que has enfrentado al estar en contacto con las víctimas del conflicto?

Realmente todos esos procesos cuestan muchísimo. Para mí, que no soy experto a la hora de llegar a las víctimas, en mi proceso he aprendido y me ha tocado acercarme un montón desde lo audiovisual a los protagonistas, pero creo que lo más complicado que he llegado a vivenciar es no poder reaccionar mucho frente as historias, es decir, si bien la historia es muy compleja, todas son demasiado complejas, no debo dejarme transgredir por ella, porque además eso genera una acción con daño, termino llorando con las comunidades y con los protagonistas, eso es difícil, es lo que más cuesta, intentar ser muy neutro y no dejarme llevar emocionalmente para al final sacar un proyecto audiovisual muy limpio, con el que podamos construir algo mucho más grande para la sociedad.

¿Por qué consideras que el arte, y específicamente el cine, tiene poder para sanar, transformar y construir?

Porque el cine es la ventana para visibilizar y contar esas historias. Creo que es la herramienta más poderosa diría yo, en el caso de las víctimas, para que ellas se visibilicen a sí mismas y al tiempo lleven un mensaje a la sociedad y a sus familias, para que de alguna manera empiecen a sanar. Es que cuando a ti te ocurre un hecho victimizante es mucho más fácil desahogarse contando o enviando un mensaje y haciendo un proceso como de catarsis que realmente te ayude a limpiar todo eso. La voz de las víctimas en piezas artísticas finalmente se convierten en el puente de comunicación con la sociedad.

 ¿Cómo es la Colombia de tus sueños?

La Colombia de mis sueños está en la construcción del posconflicto, es decir, donde todos nos unamos a generar más proyectos como este por ejemplo y donde todos empecemos a contribuir para la paz. Esa es la Colombia que me imagino. Mucho más artística y dada a lo cultural, metida en todas las dinámicas que puedan ayudar a que haya un cambio en un país que ha tenido una guerra, casi que eterna.

Enumera tres acciones, costumbres o manías que consideres indispensables a la hora de construir paz en el día a día.

Uy, vale, yo creo que la primera sería evitar, si puedo, evitar pelearme con alguien y ser tranquilo está bien. La segunda puede ser el diálogo, creo que si uno sabe dirigirse a las personas todo sería un poco mejor, ni siquiera se tornaría difícil el problema de que se genere un conflicto, al revés se evitaría. La tercera es la más sencilla de todas y es siempre tener una sonrisa, vivir siempre el día a día por más difícil que sea intentando sonreírle a los demás. Con esas me quedo.

¿Cuál crees que es la clave para alcanzar metas en la vida?

Dentro de mi experiencia la clave del éxito en la vida es la persistencia y la preparación, no desfallecer. Si tú tienes un proyecto, una profesión o un gusto, es perseguirlo. Creo que es eso por encima todo y de las dificultades, trabajar mucho y saturarme de información para andar solo, porque con el arduo trabajo si se pueden lograr las cosas. Siempre mantener un foco y perseguirlo.

¿Qué película colombiana recomendarías a quien no conoce el país?

Hay unas muy lindas. En temas de conflicto y para hacer memoria histórica me parece muy buena para conocer el país Los niños invisibles, donde actúa Juvenal Camacho, quien también está a la cabeza del FIC-VIC. Hay muchas cosas para conocer nuestra cultura, en Cali hace poco salió una llamada Somos Calentura.

¿Cuál es tu director de cine favorito?

Hay que partir diciendo que el género por el cual me he identificado desde muy pequeño es el terror. Cuando yo era muy niño e incluso cuando estaba en la barriga de mi mamá, ella veía películas de terror y eran al gusto de ella y desde muy pequeño siempre me encanto ese tema, e hice incursiones paranormales con un proyecto que tuve. Desde ahí agarré el terror para lo que me gusta que es producir, actuar y dirigir. Me gustan las criaturas, la ficción, la fantasía y manejar el suspenso y el terror. Un gran director es Guillermo del Toro, cumple con todo eso, siento que tiene una línea muy particular y diversa, además logra desde la dirección muchas cosas.

¿Película favorita?

Digamos que géneros de terror siempre y es chistoso y además va a sonar súper comercial, después de todas esas películas antiguas de terror empezaron a sacar una línea interesante, yo me quedo con El Conjuro parte uno, me gusta porque combina muchos elementos interesantes.

¿Cómo acostumbras celebrar tu cumpleaños?

Soy muy raro, a veces solo me quedo en casa, todos me llaman y me invitan pero yo quiero estar solo, no soy mucho de celebrar. 

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Ilustración de portada: Alma Ríos
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Colombia (1997). Estudiante de Comunicación Social y Periodismo en la Fundación Universitaria Los Libertadores. Community manager y asistente de comunicaciones de la Fundación Carolina Colombia. Integrante de la Tercera Generación de la Red Latinoamericana de Jóvenes Periodistas de Distintas Latitudes.

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