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El arquitecto Laurencio Sánchez, a sus 53 años de edad, sigue soñando con un mundo más verde. Para él la arquitectura debe respetar el equilibrio de la naturaleza y estar concebida como un canal de relación entre los seres humanos y el medio ambiente. Por eso, desarrolló el proyecto Lata de agua, para recolectar agua de lluvia y aportar un grano de arena al planeta.


 

Laurencio Sánchez es un arquitecto ambientalista de 53 años que creció en Boconó, un pueblo montañoso del estado Trujillo en los Andes venezolanos. De niño soñaba con sembrar un bosque, pero cuando le tocó ir a la universidad decidió estudiar arquitectura en la Universidad Central de Venezuela. Sin embargo, su deseo infantil de aportar al planeta no se quedó atrás. 

Con los años unió su aprendizaje profesional para desarrollar un proyecto de recolección de lluvia. Lata de Agua es un modelo de captación, que surge en 2020, como iniciativa del emprendimiento de Sánchez llamado Arqbiental, un espacio en donde se promueve y ejecuta la arquitectura sostenible. Este modelo plantea la construcción de sistemas de captación y filtrado de agua de lluvia para uso fitosanitario en comunidades en situación de riesgo. 

El cielo está despejado en el este de Caracas. La barriada más grande de Latinoamérica se extiende como una alfombra frente a Laurencio Sánchez, quien observa desde el techo de las escuelas Pedro Camejo y Fermín Toro, de Barrio Nuevo en Petare, cómo avanza la instalación del sistema piloto de captación de agua de lluvia.

Laurencio parece una sombra que se mueve a contraluz sobre el verde del cerro el Ávila. Piensa en la clase sobre el ciclo del agua que dará en unos minutos para los miembros de la comunidad. Busca integrar a los vecinos al proyecto Lata de Agua para que conozcan los beneficios que traerá para todos.

—Nuestra idea es que en algún momento, este modelo de captación de agua de lluvia se institucionalice —explica Sánchez sin entrar en detalles—  y que de cara al futuro esa sea una de las soluciones al problema del agua.

El sol se afinca en la piel de Laurencio, acentuando su tez morena y haciendo brotar el sudor de su frente. No parece importarle y deja correr las gotas hasta que escucha su nombre y en seguida las limpia con el brazo.

—¡Laurencio! —dice su socia Ana Babic, desde el patio de la institución educativa.

—¿Qué pasó? —pregunta con un tono entre estoico y despistado, mientras se asoma hacia abajo.

—Faltan 10 minutos para arrancar —agrega y sin esperar una respuesta entra al colegio.

Aún en la calma que dan los minutos previos a una presentación, el arquitecto mira hacia el cielo y se pierde en el azul de la lluvia que aún no llega.

Laurencio Sanchez, el arquitecto que llama a la lluvia

A sus 53 años, el arquitecto Laurencio Sánchez sigue soñando con un mundo más verde.

¿Por qué un niño que soñaba con sembrar un bosque se convirtió en arquitecto?

Siempre he estado cerca de la naturaleza. Desde niño mi papá influyó en eso. Recuerdo que solíamos caminar por Escuque, un pueblo cafetero en el estado Trujillo. Allí paseábamos por los cafetales o subíamos a los bosques nublados a las afueras del pueblo. 

Yo creo que ese contacto con la naturaleza fue lo que me permitió tener esa sensibilidad y profunda preocupación por ella. 

Mientras que la idea de la arquitectura, creo que siempre estuvo en mí, porque de niño me gustaba dibujar casas e incluso aeropuertos.

¿Cómo la arquitectura se interrelaciona con el medioambiente? 

Inicialmente desde la belleza, del equilibrio que te da el bosque, unas flores, la montaña o el paisaje de la playa. Eso es fundamental dentro de esa relación arquitectura/medioambiente.

Y desde el punto de vista profesional, una plena conciencia de lo que significa el oficio de la arquitectura y su impacto sobre el medioambiente, ciudades y el espacio construido. 

Cómo los seres humanos utilizamos los recursos naturales para nuestro beneficio y cómo hay una ruptura entre el ser humano y el entorno natural en las urbes.

¿Crees que Venezuela, un país que atraviesa una crisis humanitaria, es un espacio para pensar en arquitectura sustentable?

Sí, porque es un problema universal, más allá de las circunstancias que nos afectan como país y sociedad, el hecho natural no tiene nada que ver con eso.  

Por ejemplo, la desaparición de un bosque afecta a todo el sistema natural del país, ya que es un organismo, una cuestión sistémica. Un río puede secarse como consecuencia de la tala de los bosques que están aguas abajo, porque todo forma parte de un mismo sistema.

Nosotros somos parte de un organismo vivo, de una organización natural. Todos los recursos vienen de la naturaleza, somos parte de eso y no el centro de este sistema.

Laurencio Sanchez, el arquitecto que llama a la lluvia

Para Sánchez, la arquitectura debe respetar el equilibrio de la naturaleza y estar concebida como un canal de relación entre los seres humanos y el medio ambiente.

¿Cómo Caracas, que es un bosque de concreto, pudiese convertirse en una ciudad ecológica?

Todas las ciudades tienen la oportunidad de reencontrarse con su vocación natural.

Caracas tiene la bendición de El Ávila —parque nacional ubicado en la capital venezolana— que le aporta un verdor extraordinario. Pero eso no es lo más importante, sino entender la dinámica de la ciudad y entender cómo se ha visto afectada por el crecimiento urbano. 

Se trata de restablecer una serie de relaciones que están rotas o deformadas del humano con su espacio y, por esa razón, en todas las ciudades del mundo se están replanteando cómo se relacionan con la naturaleza. 

¿Qué te impulsa a crear Lata de Agua?

Pensando en las generaciones que vienen, nace en mí una preocupación real, porque el ciclo del agua en el mundo está deformado y eso es completamente perjudicial para las sociedades.

Abrir el grifo y que salga agua es un privilegio, y la gente debe entender su importancia y no darlo por sentado.

El problema del agua es muy complejo y de cara al futuro, su escasez, acompañada de la deforestación y la sobrepoblación, hará que las sociedades tengan que replantearse las maneras de obtener agua.

Esa es mi motivación, porque una de las formas más sencillas es captando agua de lluvia, pues es una práctica coherente, con sentido universal, milenaria y que se hace en los barrios venezolanos desde hace muchos años de manera empírica.

Lata de Agua es una iniciativa de innovación social que busca suministrar agua abundante a partir de la sistematización de la captación de agua de lluvia en comunidades de riesgo.

Siendo tu proyecto una iniciativa que pudiese tener mayor aceptación en países que han venido trabajando la cosecha de agua de lluvia como Alemania, Italia y hasta México, en nuestro continente, ¿no pensaste en algún momento que era más sencillo empezar fuera de Venezuela?

Nunca lo pensé, pero creo que hubiera sido igualmente difícil, porque no ha sido un trabajo fácil y yo al ser venezolano entiendo el contexto local y los problemas que se viven.

Incluso creo que hubiera sido más complicado en otros contextos, ya que al entender los problemas conoces también las soluciones que están a la vista.

Por lo general, en los problemas está la solución.

Laurencio Sanchez, el arquitecto que llama a la lluvia

Sánchez desarrolló el proyecto Lata de agua, para recolectar agua de lluvia y aportar un grano de arena al planeta.

¿Por qué nos enfocamos primeramente en comunidades vulnerables?

Primero, porque ya lo hacen de forma empírica y, segundo, son los que tienen más problemas de acceso al agua. Pero la idea es que a largo plazo se convierta en un modelo masivo de suministro de agua donde haga falta. 

¿Cosechar agua de lluvia puede ser la solución definitiva para el problema hídrico en Venezuela?

No, ni en el mundo. Es un aporte complementario a un problema muy complejo, que tiene que ver con la creación de ecosistemas, creación de bosques, restablecimiento del ciclo del agua y patrones de lluvia que han sido alterados y sobre todo en cómo nosotros utilizamos el agua.

Es un problema multidimensional que no puede ser visto desde un solo punto de vista y pensar que se soluciona únicamente con este sistema.

¿Por qué llevar a cabo tu proyecto piloto en una escuela primaria? Sabiendo todos los contratiempos burocráticos que esto podría conllevar.

Es que allí están las generaciones que van a padecer el problema del agua de una forma más aguda, y debemos formarlos para afrontar esa carencia y para que puedan ver soluciones distintas a las que vemos nosotros.

Para Laurencio Sánchez ¿el agua, es el problema o es la solución?

El agua es el problema y es la solución. ¿Por qué? Porque tienes que diseñar urbanismos sensibles al agua, como parques o aceras que puedan permeabilizar el agua con la finalidad de que esas inmensas escorrentías, que son las que causan las inundaciones, puedan ser absorbidas por la tierra y no saturen los drenajes de las ciudades.

Lo que busco desde Lata de Agua es que cosas como generar sistemas de infiltración de agua en jardines sea algo común, o crear humedales para descontaminar las aguas y luego descargarlas consiguiendo así cuencas más limpias, sea lo natural en la concepción de las ciudades.

La solución para las inundaciones, parece mentira, es retener el agua. Y cómo la retienes, captando el agua en tanques.

Si se tienen 100 casas y cada casa retiene mil  litros de agua, se está dejando de descargar de forma directa a una calle o drenaje 100 mil litros de agua. Y al tener esa agua retenida surge la posibilidad de utilizarla para funciones fitosanitarias e incluso potabilizarla.

Volvamos a pensar como ese niño que soñaba sembrar un bosque. Si pudieses construir cualquier cosa, ¿qué sería?

Desearía construir un bosque urbano con lagunas de infiltración gigantescas en donde nuestra relación con el agua sea de una forma más coherente. Haría de las ciudades un entorno natural fantástico.

 

Ilustración de portada: Rocío Rojas.
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Joven venezolano al que le apasiona el periodismo, la fotografía y contar historias a través de distintas plataformas y formatos. Estudió Comunicación Social en la Universidad Central de Venezuela. Ha trabajado en diferentes medios de comunicación venezolanos como la Agencia Venezolana de Noticias, El BusTv e Historias que laten.

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