Mercedes Chuma o Mama Michi Chuma, como su comunidad la conoce, es una lideresa comunitaria espiritual de 73 años. Desde 1965 organiza colectivas para visibilizar la partería y la medicina ancestral de los cañari, antiguos pobladores de las provincias de Azuay y Cañar, ubicadas al sur de Ecuador.
Mercedes Chuma o Mama Michi Chuma, como su comunidad la conoce, es una lideresa comunitaria espiritual cañari de 73 años que, con sus saberes ancestrales, combate a la covid-19 y otras enfermedades, desde dolores estomacales, gripes y fiebres hasta mal aire, un tipo de viento que puede ser habitado por espíritus o energías maléficas que buscan enfermar o poseer a la persona.
Es una mujer pequeña y risueña, humilde, con un gran cariño hacia los demás, pero también “brava”. Dice que tuvo que endurecer su carácter para proteger los saberes ancestrales de la burla y la incredulidad. “Somos como la madre tierra, [que] tiene sus diferentes tiempos”, añade. Sin embargo, que se dibuje una sonrisa en su rostro es más fácil de lo que parecería. Irradia ternura y confianza.
Mama Michi Chuma protege a su comunidad con gran vitalidad, sabiduría y fortaleza. Desde 1965 organiza colectivas para visibilizar la partería y la medicina ancestral de los cañari, antiguos pobladores de las provincias de Azuay y Cañar, ubicadas al sur de Ecuador, en la región Sierra.
En Cañar, donde vive, fue presidenta durante algún tiempo de la comunidad Correo Uko, también conocida como Chasqui Uko, donde comúnmente se vive de forma tranquila, rodeado de animales. La curiosidad la motivó en su momento a ir casa por casa preguntando por qué unos le dicen Chasqui y otros Correo Uko. Ahora sabe que se debe a los Chaskikuna, mensajeros indígenas de la época incaica que corrían haciendo relevos. Antes de la llegada de los españoles, Cañar fue conquistada por el imperio Inca. De hecho, allí se encuentran todavía las Ruinas Ingapirca, un importante templo de la época.
Su lengua natal es el quichua, uno de los idiomas originarios de Los Andes. Pese a que también sabe español, se siente más cómoda acompañada por su nieta Kory, quien, con amor y devoción, no solo aprende la medicina ancestral, sino que traduce para su abuela.
¿Cómo surge el sobrenombre Michi? ¿Le gusta?
Mi papá me puso como la Virgen de las Mercedes, y a las Mercedes les dicen Michi. A mí me dicen Michi Michi pero mi nombre es Mercedes Adela. Algunos me dicen Michi, otros Michita, mi marido me sabía decir Mercedes Benz, como el carro grandote. A mí me gusta que me digan Mama Michi. Lo de mama es porque soy sabia de la medicina ancestral. Incluso en encuentros de otros países me conocen como Mama Michi.
¿Qué significa para usted ser la ‘mama’ de una comunidad?
A los grandes sabios de la comunidad les dicen mamas. A mí me dicen la mama de las mamas, y eso me da orgullo. Esto es por herencia de mis familiares, desde mi tatarabuela, que fue la mama sabia, la partera. Yo aprendí desde que tengo cinco o seis años. Mi mamá me dejaba con mis hermanas menores, bien chiquitas. Yo cargaba al uno y al otro e iba donde mi tía, que sabía estar curando, viendo pacientes, y ella me mandaba a traer leña, agua, plantas y más. Así aprendí. Después ya fui a encuentros, provincias, trabajé en comunidades, con organizaciones y más.
¿Prefiere beber licor como medicina o en fiestas?
Para nosotros, los curanderos, el trago es una herramienta. Nosotros no podemos curar si no hay trago. El licor tiene sus calorías, su poder. Es el vicio el que hace mal. El trago no es malo, solo cuando se sobrepasan. Como curanderos, sin trago no podemos. Por ejemplo, para el dolor de barriga deben tomar agua ruda y trago, si no trago y romero, trago y frutas, y mucho más.
En esta época, para combatir la covid-19 con medicina ancestral se utiliza el trago con limón, naranja, jengibre, babaco y ahí va combatiendo y alimentando el cuerpo, la sangre, porque el trago va por la vena y va curando. El trago también ayuda a expulsar todos estos grandes males. Ahí nosotros soplamos el fuego para reventar al diablo.
¿Qué es reventar el diablo?
Es cuando la persona está endiablada o adolorida en cualquier parte, más en el cuello. Nosotros limpiamos, soplamos con fuego, usamos plantas, prendemos velas e invocamos el trago y el diablo va saliendo, se van los malos espíritus que contagian a las personas. El tratamiento no es solo una vez, se debe hacer cuatro veces y ahí ya quedan sanos.
Tik tok se ha convertido en una de las redes sociales más vistas. ¿La utilizaría para visibilizar la medicina ancestral?
Nosotros compartimos nuestros conocimientos en ceremonias. No nos imaginamos en redes sociales porque la medicina es celosa y podemos afectar a las personas, porque puede haber malos entendidos. Incluso nos podrían señalar, decir que hacemos brujería y meternos presos.
En Quito está asentado que soy una mujer curandera, una mujer sabia. Estoy en el Ministerio de Salud de Azogues. De esa forma, en ceremonias o eventos, ya podemos compartir y curar. Antes por tener ciertas plantas, como San Pedro, nos metían presos. Luchando y exigiendo, ahora las mujeres, las mamas, los taitas podemos trabajar libremente. Sin embargo, hay muchos charlatanes que roban y dicen que hacen brujería para quitarle el dinero a las personas. Por eso, nosotros somos medios celosos con la sabiduría ancestral. No podríamos publicarla en redes sociales.
Si pudiera aprobar en este instante una ley, ¿cuál sería?
Yo aprobaría una ley que castigue a los charlatanes, para que respeten la sabiduría ancestral y no anden robando a la gente. Crearía una ley para que la medicina ancestral sea respetada. Las mamas sagradas de las comunidades somos conocedoras desde la herencia invisibilizada. Muchas de las mamas y los taitas sabios son invisibilizados y perseguidos por las malas intenciones de algunas personas.
Si pudiera regresar en el tiempo y cambiar algo de su comunidad, ¿qué sería?
Los gobiernos que roban demasiado. Solo aclaran que se ha robado, que les van a coger presos, pero es mentira, no van hacer eso. Eso quisiera que cambie: que haya un buen gobierno para [que] nosotros, las comunidades indígenas, [podamos] tener libertad y reconocimiento. También fomentaría más la prevención de las enfermedades. Eso es muy difícil con las personas más ancianas.
Si pudiera ejercer justicia indígena contra un político, ¿quién sería?
Si hacemos justicia indígena los policías nos meten presos, pero si no nos criminalizaran, haría justicia indígena con todos los políticos corruptos, con los mentirosos. No tengo uno en específico, todos hacen daño. Con los policías corruptos también, que nos van cogiendo presos por nuestra medicina ancestral. A todos ellos los castigaría con ortiga por corruptos. (La ortiga es fundamental en la justicia indígena, ya que la planta genera un gran sufrimiento al hacer contacto con la piel porque tiene pelos y espinas que liberan una sustancia ácida que produce inflamación y escozor).
¿Cuál es la experiencia más graciosa que le ha pasado como líder espiritual ancestral?
Cuando estamos nosotros tomando, visionando, nosotros ya vemos qué es lo que va a venir. Entonces, yo estaba en una ceremonia tomando y visionando y todos tomábamos esa medicina. De pronto todas las mujeres empezaron a llorar amargamente, pero a mí me vino una risa tremenda y con la música que estaba en mi oído me levanté a bailar. Para mí fue muy gracioso y un gran chiste, porque me cogió la risa, la alegría, mientras el resto lloraba. Medio cuerpo bailando, medio sentado. Yo era la única que se reía y bailaba solita.
Si volviera a tener 16 años ¿Qué haría diferente?
Uy, no me acuerdo que tuve 16. ¿Qué sería? Me gustaría empezar con la medicina ancestral mucho antes, porque estaría más avanzada y podría ayudar más. Hubiese empezado antes a ser una líder espiritual y a conectar con las mujeres, con los jóvenes, con las mamas. En la medicina ancestral trabajo noche y día. Como lideresa ancestral ya voy [para] 25 años.
Yo decía que no quería estar solita. A buena hora mi hija es psicóloga clínica, pero con medicina ancestral, y tiene sus pacientes. Mi hijo también abrió un centro para subir a la montaña y visionar. Y mi nieta, ella sí se atrevió. Ella quiere curar, curarme a mí, quiere soplar el fuego y yo le digo que es de a poco, que no es agarrar de una vez. Ya se moderó. Ella ya toma medicina, ya visiona. Si yo hubiese empezado a los 16 sería más sabia y hubiese fortalecido más a la comunidad.
Diseño de portada: Rocío Rojas.