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Durante la década de 2010, Bolivia fue uno de los países latinoamericanos con mejor desempeño económico. Pero ya no es así. Desde hace meses los dólares escasean y la población hace largas filas en los bancos para conseguirlos. ¿Cómo es que el modelo económico boliviano, que gozó de tantos años de crecimiento y estabilidad, está ahora a punto de quebrarse? Aquí algunas claves para entenderlo.


Portada: Rocío Rojas

 

Hace unas semanas, un diputado boliviano de oposición se abrió paso a los golpes hasta el estrado del presidente de la Cámara Baja del Senado para reclamarle por haber aprobado la Ley del Oro. Propuesta por el gobierno de Luis Arce Catacora, esta ley permite vender el oro de la reserva nacional para paliar la crisis económica que enfrenta el país. 

Durante la década de 2010, Bolivia fue uno de los países latinoamericanos con mejor desempeño económico. Pero ya no es así. Desde hace meses los dólares escasean y la población hace largas filas en los bancos para conseguirlos. La incertidumbre por la posible caída del peso boliviano y la economía en general está provocando escenas como las del diputado, y cada vez más seguido.

¿Cómo es que el modelo económico boliviano, que gozó de tantos años de crecimiento y estabilidad, está ahora a punto de quebrarse? Aquí algunas claves para entenderlo.

Primero, ¿por qué se dice que hay una crisis económica en Bolivia? 

Porque en los últimos años las reservas disminuyeron mucho: de 15 mil millones de dólares en 2014 a 3500 millones para principios de este año. El dólar es importante porque el Estado lo usa para pagar importaciones y la deuda externa, y la población para comprar inmuebles o automóviles. Si escasea, todas estas operaciones se complican. 

A finales de marzo la gente demandó tanto el dólar que el Banco Central tuvo que habilitar su compra directa por Internet. Y aunque el gobierno lo niega, en Bolivia ya hay un tipo de cambio paralelo al oficial de 6.96 bolivianos por dólar. 

“Están especulando mucho los librecambistas: 7.82; 7.80; 7.76 están dando el dólar, pero ni así hay”, dice Leiminia Díaz, quien necesita dólares para pagar su alquiler.

Muchos bancos ya no dejan abrir cuentas en dólares. Los que sí, piden 10 mil al contado, cuando antes se podía solo con 50.

Otra señal de preocupación es que el Banco Central no publica el estado de las RIN desde el 8 febrero, por lo que no se sabe en qué estado están las reservas actualmente. 

¿Qué son esas RIN que mencionas?

Las reservas internacionales netas (RIN) son el saldo que le queda a un país después de restar los egresos de los ingresos.

Básicamente es el dinero en efectivo que tiene un Estado para gastar en ese preciso momento, algo así como el dinero que tienes debajo del colchón. Este ahorro les permite a los países tener un respaldo por si surge alguna emergencia, como la pandemia de COVID-19, que paralizó la economía y obligó a muchos países a utilizar sus reservas. 

El 2017 Bolivia tenía una de las RIN más altas de la región producto del buen precio del gas y la condonación de la deuda en el primer gobierno de Evo Morales, lo que garantizó estabilidad económica y que el tipo de cambio estuviera fijo desde 2011. Pero estas reservas han ido disminuyendo hasta ocasionar la crisis actual. 

¿Por qué disminuyeron las RIN de Bolivia?

El problema se remonta a 2014, cuando el precio internacional del gas cayó, ocasionando que las exportaciones disminuyeran. El gobierno, en lugar de ajustar sus políticas sociales, comenzó a tirar de las reservas para mantener la subvención a los combustibles, anclar el tipo de cambio y contrarrestar el déficit fiscal.

En Bolivia, el precio del litro de gasolina está congelado en 3.74 bolivianos desde hace más de una década, mientras que el precio internacional es de 8.62. Así que la población solo paga el 40 por ciento del precio real, y el Estado paga el resto en dólares al mercado internacional. 

Además, desde 2015 Bolivia acumula déficits fiscales altos, que se han cubierto con créditos del Banco Central. 

Esto, sumado a que actualmente el país importa muchos más bienes y productos de los que exporta, podría generar una crisis en la balanza de pagos.

¿Qué es una crisis en la balanza de pagos? 

La balanza de pagos es un registro de todas las transacciones que hace un país con otros. Por ejemplo, cuando Bolivia exporta productos como el gas natural a otros países, gana dinero que ingresa al país en dólares, mientras que cuando importa bienes como maquinaria o productos manufacturados, tiene que gastarlos.

Cuando la balanza está en equilibrio, significa que el país está exportando e importando en la misma cantidad, por lo que el número de dólares que entran y salen es el mismo. Pero cuando la balanza de pagos no está equilibrada, es decir, cuando Bolivia importa más de lo que exporta (lo que actualmente sucede), se dice que hay una crisis en la balanza de pagos.

“Nuestra balanza de pagos nos muestra que estamos dependiendo mucho de las materias primas que estamos exportando sin valor agregado. En su lugar, traemos muchos productos de importación y ahí tenemos un déficit en la parte corriente”, señala el analista e investigador económico César Vargas. 

¿Por qué se dice que esta crisis podría llegar a ser como la del 82?

En 1982 Bolivia sufrió una de las peores crisis económicas de su historia. La deuda externa subió tanto que llegó a superar los ingresos anuales del país. Eso, sumado a la crisis regional de los años 80, provocó que la economía colapsara. Hubo hiperinflación, devaluación y, por supuesto, una gran crisis en la balanza de pagos.

Sin embargo, según el economista y ex director del Banco Central de Bolivia, José Gabriel Espinoza, la crisis que se viene podría ser incluso peor: “La exposición de Bolivia a la necesidad de divisas ya no es solamente del sector público. Es decir, no necesitamos divisas solamente para pagar deuda externa, sino para importar combustibles (…). También por la gran cantidad de bienes que antes no importábamos y ahora sí”. 

Ya veo, ¿y el gobierno está haciendo algo para mantener a flote el barco? 

Una de sus principales medidas fue aprobar la polémica Ley del Oro, que le permitirá al Banco Central vender el oro de las reservas sin tener que pedirle autorización a la Asamblea y comprarlo directamente a las empresas mineras. Según el gobierno, esto inyectará suficientes dólares a las reservas para asegurar las importaciones y el pago de la deuda externa.

Tras la aprobación de la ley los bonos soberanos del país subieron un poco y el riesgo país disminuyó.

Sin embargo, algunos expertos aseguran que estas medidas solo pospondrán la crisis y no existen soluciones estructurales. 

“Lo que se está haciendo es patear el problema hacia adelante. Las medidas que se están llevando adelante son medidas muy coyunturales”, afirma Espinoza. 

El gobierno ya puso a la venta 21 toneladas de oro, más o menos 1.200 millones de dólares. Además, un informe de la calificadora Fitch Rating mostró que Bolivia utilizó derechos especiales de giro (DEG) del Fondo Monetario Internacional (FMI) para cambiarlos por 300 millones de dólares para revitalizar las reservas. 

Cuatro días después de la aprobación de la Ley del Oro también se aprobaron otras cuatro leyes para acceder a créditos externos por 219 millones de dólares. 

¿Y qué pasa si las RIN no se reponen?

La inflación se disparará, es decir, el peso boliviano cada vez valdrá menos porque no habrá reservas que lo respalden. Ante el incremento de precios la gente ya opta por comprar productos de contrabando, porque al no tener que pagar aranceles son más baratos. Pero esto termina afectando al aparato productivo boliviano, que en 2021 perdió 402 empresas según la Cámara Nacional de Industrias (CNI).  

“Nos estamos metiendo en una burbuja”, explica Vargas. “Empezamos a consumir esos productos y lo que en realidad generamos es una pérdida del valor de poder adquisitivo, una inflación encubierta, se podría denominar”. 

Espinoza afirma que, además, habría una ruptura de las cadenas productivas, que son “muy dependientes de las importaciones”, produciendo un proceso “estanflacionario”.

Un proceso de estanflación significa que la economía de un país se estanca mientras que los precios de los alimentos y productos suben sin parar. Al final el dinero pierde su valor adquisitivo y las empresas sufren pérdidas, porque venden menos. 

Un ejemplo cercano de estanflación es la que padece Argentina hace más de diez años. 

Ok, pero ese es el peor escenario ¿qué se puede hacer para frenar la crisis?

“Uno de los grandes problemas que se tienen que atacar es el del subsidio a los hidrocarburos (…). El año pasado, de los 3.100 millones de dólares que representaban el déficit fiscal, 1.700 correspondían al subsidio de la gasolina, cerca del 60 por ciento”, opina Espinoza. 

Mientras tanto el gobierno, aprovechando que Bolivia tiene las reservas más grandes del mundo, busca apostar a futuro por la industrialización del litio, además de la construcción de nuevas industrias para la fabricación de alimentos, medicinas, fertilizantes y combustibles con la finalidad de sustituir las importaciones que afectan a las reservas.

Sin embargo, según Vargas experiencias anteriores no han dado frutos: “El gobierno en su momento apostó por su modelo, el de crear empresas estratégicas basadas en el extractivismo: la urea y otros productos de exportación, como el litio, pero estas empresas estratégicas públicas no han generado la rentabilidad que ellos esperaban y les ha generado un gasto significativo al agrandar el aparato público”.

Hace poco The Economist citó el estudio de Fundación Milenio en el que se descubrió que las pérdidas de 62 empresas estatales eran maquilladas gracias a los ingresos de Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB).

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Egresado de la carrera de Comunicación Social de la Universidad Mayor de San Simón, periodista fact-checker en Chequea Bolivia, miembro fundador de la Sociedad de Investigación Histórica de Potosí, asociado de la Asociación de Estudios Bolivianos. Colaborador en Los Tiempos, El Potosí, Página Siete, Nuevo Sur, Correo del Sur y Opinión. Publicó los cuentos 200 CC y Aprendiendo.

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