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El 24 de junio de 2021, el Senado argentino aprobó la ley de cupo laboral travesti/trans, que busca terminar la histórica discriminación de una población relegada a “trabajar de lo que hay”. ¿Cómo llegó Argentina hasta aquí? ¿Qué impacto está teniendo la ley en la vida de las personas trans y travestis de Argentina?


 

Hola, soy Flavia Fiorio desde Argentina. El 24 de junio de 2021, el Senado argentino aprobó la “Ley de Promoción del Acceso al Empleo Formal para Personas Travestis, Transexuales y Transgénero ‘Diana Sacayán – Lohana Berkins’, o más corto “La ley de cupo laboral travesti/trans”, que busca terminar la histórica discriminación que sufre esta población relegada a “trabajar de lo que hay”. En Argentina, el 80% de la población travesti-trans nunca accedió a  un trabajo formal. Acá te cuento más. 

Buenísimo lo de la ley, ¿pero no ya había un Decreto en este sentido?

El 3 de septiembre de 2020, el presidente Alberto Fernández emitió un decreto que anunciaba la creación del cupo laboral travesti/trans. Ese decreto garantizaba un 1% de cupo para la contratación e incorporación al Sector Público Nacional de personas travestis, transexuales y transgénero. En Distintas Latitudes dimos cobertura al tema y publicamos esta nota.  

La ley, aprobada en 2021, lo que hace es ampliar el decreto. Además de promover medidas de acción positiva para que la población travesti trans pueda acceder al trabajo, la ley busca lograr que el cupo se aplique de manera federal.

Y dice, además, que debe procurarse que la inclusión laboral de las personas travestis, transexuales y transgénero  se refleje en todas las modalidades de contratación regular vigentes en el ámbito de los tres poderes del Estado, los Ministerios Públicos, los organismos descentralizados o autárquicos, los entes públicos no estatales, las empresas y sociedades del Estado.

Básicamente, la ley dice que el cupo laboral travesti-trans ya no es sólo una cuestión del Poder Ejecutivo. También debe haber personas de esta población en el Poder Legislativo, Poder Judicial y en organismos dependientes del Estado en todas las provincias. Se busca garantizar una verdadera inclusión laboral en todo el Estado nacional.

Wow, muy bien, ¿pero cómo llegamos hasta acá? 

Alba Rueda, subsecretaria de Políticas de la Diversidad del Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidades, fue parte del frente por la ley de cupo. Dice que para lograr la ley hubo una decisión política que hay que destacar. “Te puedo contar que, en el cabildeo que hicimos con mis compañeras para ver qué diputados y diputadas votarían a favor, vimos que no había voluntad política para avanzar. Este año la votación fue transversal. Pero para lograr esa transversalidad y ese cambio de actitud hubo una decisión política que nos trajo hasta acá”.

¿Todo pasó entre 2020 y 2021?

No.

Algunas de las leyes que permiten entender el camino recorrido son la Ley de Identidad de Género (aprobada en 2012) y la Ley Diana Sacayán, una ley de cupo laboral travesti trans promulgada en 2015 en la Provincia de Buenos Aires. Esa ley fue fundamental para lograr llevar el cupo, seis años después, a nivel nacional. Diana Sacayán fue la primera travesti en recibir su DNI con la inscripción del género femenino en 2012. En 2015, luego de lograr el cupo en la Provincia de Buenos Aires, fue brutalmente asesinada. Su crimen fue juzgado como de odio (acá podés saber más).

¿Con la ley de identidad de género no bastaba? ¿Hacía falta, realmente, un cupo laboral?

Según Alba Rueda, la principal impulsora de la ley de cupo laboral de 2015 fue Diana Sacayán, una activista travesti que, si bien fue la primera travesti en recibir su nuevo DNI con la inscripción de género femenino tras la ley de Identidad de género, también aseguraba que había que trabajar sobre las cuestiones materiales de la vida para terminar la histórica desigualdad que sufre la población travesti/trans.

El acceso al trabajo es, justamente, una cuestión material. Además, hay datos que respaldan el pedido de Diana Sacayán. 

Según el Ministerio de las Mujeres, Género y Diversidad de la Nación, desde que se sancionó la ley de identidad de género en 2012 hasta 2020 (antes del decreto de cupo laboral) había menos de 30 personas trans trabajando en el Estado nacional.

Desde que se implementó el cupo (enero 2021) hasta la primera consulta que se hizo para saber los avances (marzo 2021) ya había 78 personas. En tres meses el número se triplicó. ¿El motivo? El cupo laboral.

¿Y ahora? ¿Cuánta gente hay?

A la fecha de hoy ya hay más de 220 personas trabajando en el Estado que son de la población travesti/trans.  

Argentina aún está lejos del 1% de cupo estimado en el sector público nacional pero el objetivo es avanzar hacia allá. 

Todo esto lo mide el Ministerio de Mujeres, Géneros y Diversidad, a través de la Subsecretaría de Políticas de Diversidad. 

Pero, Flavia,  cuéntame una historia de alguien de la población trans: ¿cómo era su situación antes de la ley de cupo laboral?

Para responder esto, hay que tener en cuenta que una historia puede graficar el caso pero las políticas públicas se hacen para toda la comunidad. 

Ese Montenegro es activista trans, actual asesor de la comisión de mujeres y diversidad en el Congreso de la Nación (antes del cupo laboral). Antes de ser asesor, trabajó 12 años en una multinacional.

En aquel trabajo, inició su transición de género, que ha generado situaciones que podrían leerse bajo distintos indicadores de violencia. Aún así, cree que no hay que leer las políticas públicas con experiencias individuales.

Para Montenegro, una política pública tiende a solucionar o intentar resolver una situación que es estructural y que es de fondo. Nosotrxs decidimos militar la ley nacional de cupo laboral por los indicadores del acceso al trabajo formal de la comunidad travesti trans, que denotaban que el 80% de nuestra población no tenía acceso al trabajo formal con todo lo que eso conlleva: no tener recibo de sueldo para acceder a un alquiler, no tener obra social”. 

Luana Sofía es migrante, chica trans oriunda de Lima, Perú y, hoy en día, trabaja en Aerolíneas Argentinas gracias al cupo laboral. 

Como Ese, Luana destaca la estabilidad: “Si bien yo en Perú acabé una carrera universitaria, cuando me quise desenvolver de manera profesional o quise acceder a trabajos formales, siempre me fue negado este lugar. A mí me sonreían pero cuando veían mi documentación y veían que no estaba de acuerdo con mi apariencia lo que decía el DNI, me ponían pretextos y decidían que no me iban a contratar”.

“Yo sólo logré acceder a trabajos informales, con beneficios precarios y esto cambió con el cupo laboral. Me contactaron para una prueba en Aerolíneas Argentinas después de que saliera el decreto de 2020 y mi vida cambió mucho porque poder acceder a un trabajo formal me hace saber que estoy protegida: cuento con una jubilación, con obra social. Es un cambio de 360 grados. Durante muchos años creí que eso nunca se me iba a dar”. 

¿Todo es avance o aún queda ir a por algo más?

Si bien la ley es un avance, Luana cree que todavía hay cosas para cambiar. Reconoce lo importante del paso pero dice que, lo siguiente, es que se abran puestos que no sean sólo administrativos. “Hoy en día, la mayoría de los trabajos son de administración y sé que hay chicas de la comunidad que se quieren desenvolver en otras áreas. Me parece que es algo donde todavía se puede avanzar”. 

Ah, muy bien. ¿Algo más que debamos saber de la ley?

Además de establecer un mínimo del 1% para toda la planta laboral del Estado nacional, la Ley Lohana Berkins-Diana Sacayán incorpora una serie de principios de inclusión y no discriminación y tiene en cuenta la realidad de la población travesti-trans.

La normativa prevé incentivos económicos por contratación para el sector privado y establece que no podrán ser tomados como requisitos los antecedentes contravencionales y penales, ni tampoco la terminalidad educativa de quienes postulen.

Si las personas aspirantes a los puestos de trabajo no completaron su educación, se permitirá su ingreso a los puestos con la condición de cursar el o los niveles educativos requeridos y finalizarlos.

En otro de sus artículos la ley plantea el principio de no discriminación y garantiza acciones de concientización con perspectiva de género y de diversidad sexual para toda la planta del Estado Nacional. Esto con el fin de una efectiva integración de las personas travestis, transexuales y transgénero en los puestos de trabajo. Podés leer la ley entera acá.

¿Y todo esto es muy importante? ¿No bastaba con garantizar el cupo laboral?

Para que la ley sea plena, es fundamental entender la realidad de la población travesti-trans.

Sasa Testa, activistx trans no binarie, siempre trabajó en docencia pero cuando visibilizó su identidad trans en las escuelas donde trabajaba, el respeto lo obtuvo sólo de los, las y les estudiantes que le preguntaron su pronombre y qué nombre prefería. El resto de la comunidad educativa no reaccionó igual.

“La gran mayoría de mis colegas y cuerpo directivo no respetó mi identidad de género. Estuve un año y medio solicitando el trato digno y, como no lo logré, decidí iniciarles acciones legales a las escuelas”, contó Sasa a Distintas Latitudes. 

“Gracias a los esfuerzos de mis abogadas pude tener un resarcimiento pero yo a las escuelas no volví más. Por lo cual, de manera directa o indirecta, el hecho de haber visibilizado mi identidad trans significó que yo perdiera la principal fuente de trabajo que tenía en ese momento”, explicó Sasa.

“Si hace falta reglamentar un cupo, es porque las personas travesti-trans no accedemos al trabajo formal o porque, de manera directa o indirecta -como yo-, lo terminamos perdiendo. Por eso es tan importante todo lo que dice la ley del cupo laboral”.

Espero que este explicador te haya servido para entender la importancia de la Ley de cupo laboral travesti/trans, conocer voces de esta población en mi país y saber cómo y con qué luchas llegamos hasta acá.

La seguimos desde Argentina. Te cuento si hay otra novedad.


Diseño de portada: Alma Ríos
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Argentina, 1993. Le gusta contar historias en 20 mil caracteres, no en 180. Trabajó en Política Argentina, El Destape y colaboró en medios como Cosecha Roja. Es fanática de los perfiles. Disfruta ir por la vida buscando personajes curiosos, particulares, a los que ella llama “esos que parecen salidos de un cuento de García Márquez”.

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