El Carnaval de Barranquilla es uno de los eventos culturales más importantes del mundo, que a lo largo de los años ha logrado proteger y mantener viva la tradición oral del caribe colombiano. Durante este 2021 esta fiesta también se vio afectada por la pandemia del covid-19, los organizadores debieron adaptar los eventos más importantes del carnaval y proteger la tradición, pero también la salud de los barranquilleros.
El sol ya está en el cielo, calentando como de costumbre nos avisa que un nuevo día comenzó, pero no es cualquier día, es día de carnaval. En el aire se siente la fiesta. Los colores alegres adornan las casas y calles de “La Arenosa”. Las familias se visten con sus mejores atuendos, los niños se visten de marimondas y los abuelos compran la tradicional maicena. ¡Nadie se quiere perder esta fiesta! Poco a poco las calles se van llenando de lugareños y turistas.
El comienzo de la tradición
El pueblo barranquillero va a gozar el carnaval
el pueblo barranquillero va a gozar el carnaval
y se pone las abarca
y se sale a parrandear
al compás de guacharacas
y sonar de llamadores
Carnaval de mi curramba, Nelson Henríquez
La primera edición del Carnaval de Barranquilla data de hace más de un siglo y se cree que nace de la tradición europea que vino con los españoles y portugueses que decidían acentuarse en las tierras del caribe colombiano. Estás tradiciones se mezclaron con los ritmos propios de los pueblos negros traidos de África. El inicio de este carnaval es próximo a la tradicional Novena de La Candelaria que se celebraba en Cartagena de Indias en el Siglo XVIII, en la cual se le permitía a los esclavos danzar y cantar al ritmo de sus raíces y adornar la fiesta con atuendos especiales. De aquí surgen las raíces de las principales danzas del Carnaval de Barranquilla.
El carnaval nació en una Barranquilla de pocos habitantes, que con su alegría, entusiasmo y sabor le dieron su propio estilo, diferenciándolo de otros eventos internacionales. A medida que la ciudad crecía este evento cobraba más fuerza y la celebración se expandía a los municipios cercanos. Los habitantes dedicaron su vida a preservar la tradición oral del caribe, que a través de sus bailes, canciones, personajes y vestuario contaban la historia socio cultural de la ciudad; según el libro Carnaval de Barranquilla, patrimonio musical y danzario del caribe Colombiano, de Jairo Solano y Javier Bassi.
Esta tradicional fiesta se realiza los cuatro días anteriores al inicio de la cuaresma, porque como dice el dicho “el que peca y reza empata”. Estos cuatro días de carnaval se dividen en desfiles con temas diferentes, pero que se repiten cada año: La Batalla de Flores, La Gran Parada de Tradición y Folclor, Gran Parada de Comparsas y El Entierro de Joselito Carnaval.
El carnaval es tan importante para los barranquilleros que la fiesta comienza desde el 31 de diciembre. En las emisoras locales se celebra la llegada del nuevo año con canciones tradicionales del carnaval y la premisa “¡SE SIENTE QUE VIEEEEENE EL CARNAVAL!”, se escucha en los picós de los barrios más tradicionales; como lo cuenta María Camila Samper, diseñadora de modas y asistente de las fiestas. A este periodo se le conoce como pre carnaval y se realizan más de 10 eventos oficiales, sin contar los que realizan empresas, colegios y bares, en el marco de este evento.
En el 2001 el Congreso de la República de Colombia declaró al Carnaval de Barranquilla como “Patrimonio Cultural de la Nación”. Y en 2003 la UNESCO declaró esta fiesta como “Obra maestra del Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad”. También especificó en su página web que “gracias al creciente éxito que obtuvo en el siglo XX, el Carnaval de Barranquilla se ha transformado en una manifestación profesional que es objeto de una amplia cobertura mediática. Aunque esta evolución genera beneficios económicos a muchas familias de bajos ingresos, la creciente comercialización constituye una amenaza potencial para la supervivencia de numerosas expresiones tradicionales”.
Y como lo expresa María Camila Samper, “el carnaval ha ido perdiendo su sentido original, los palcos han hecho que el acceso a disfrutar diversos desfiles sea una experiencia desagradable y que la interacción del pueblo con los personajes y las comparsas sea casi nula… algo que hacía parte de la esencia del carnaval”.
El esfuerzo detrás de la fiesta
Faroles de luceros, girando entre la noche
La brisa es un derroche, de sones cumbiamberos
Locura de colores, las calles de Curramba
Tambores de parranda, ahí viene La Guacherna
Ahí viene La Guacherna tremenda pa’ gozar
Ahí viene La Guacherna me envuelve en su compás
Reina de los barrios, reina del carnaval
Comparsas y mochilas y abarcas tres puntas
La guacherna, Mily Quezada
El Carnaval no sería el mismo sin sus icónicos personajes, sin sus músicos que con sus canciones amenizan las fiestas, sin sus comparsas y bailarines que con sus brillantes trajes y talento crean uno de los carnavales más importantes del mundo. Personas que han dedicado su vida a la preservación de la tradición oral del caribe colombiano y que año tras año, bajo un inclemente sol, recorren 4.5 kilómetros en los principales desfiles que se realizan sobre la vía 40.
La preparación que tienen las comparsas es de casi un año. Cuando una edición del carnaval termina ese mismo mes los grupos de bailarines comienzan a alistarse para el siguiente año. Ensayos semanales, bingos, bazares y de más actividades para recaudar fondos hacen parte de la preparación. Los vestidos, las carrozas, el sonido y la logística, corre por cuenta de las comparsas que con esfuerzo y creatividad logran llegar a los desfiles con nuevos atuendos y sus mejores coreografías.
Los desfiles se resumen en un río de colores y brillos. Personas vestidas de marimondas bailan de forma sincronizada y divertida. Niñas con su cabello afro y su vestido rojo de pepitas blancas, hacen su mejor representación de Negrita Pulloy. Los hombres que representan el Son de Negros se burlan de los turistas con sus caracteristicas muecas. La Reina del Carnaval saluda a su pueblo que con entusiasmo la miran pasar con su extravagante vestido, lleno de brillo y plumas. Y en el fondo siempre hay una canción del rey del carnaval, el Joe Arroyo.
Poder de adaptación
Barranquilla hermosa
Yo te canto ahora
Con gratitud y amor
Del cantor al pueblo que adora
A la nobleza y sentir
De su gente acogedora
A mi patria chiquita
Que me apoyó
En Barranquilla me quedo, Joe Arroyo
Barranquilla es fiesta, amor por la tierra y las costumbres, es libertad y pasión. La Arenosa siempre había celebrado su carnaval por todo lo alto, pero la pandemia del covid-19 representó un reto para los barranquilleros y la junta directiva del Carnaval de Barranquilla. Pero, así mismo, expuso muchas de las problemáticas pre existentes en la organización de la fiesta, como el daño que le estaba haciendo la privatización de los desfiles más importantes del carnaval a la tradición oral y a la esencia del carnaval, la falta de apoyo económico a los hacedores de la fiesta y la figura de la reina del carnaval la cual, desde hace varios años viene siendo criticada y se cuestiona si en realidad las mujeres que se ganan este título representan a todo el pueblo barranquillero.
Este 2021 el Malecón de Barranquilla se vistió de gala. Sus calles fueron adornadas por esculturas de los personajes más representativos del carnaval, elaborados por artesanos de la región. La gente salió con sus mejores atuendos carnavaleros, que adornaron con tapabocas a juego, a visitar esta galería, que al estar al aire libre no representaba mayor riesgo para la población. Para prevenir las aglomeraciones típicas de estos días, el alcalde de la ciudad, Jaime Pumarejo, decretó toque de queda y ley seca durante los días de fiesta e informó que este año no habían días cívicos y las aglomeraciones, fiestas y demás eventos estarían prohibidos.
La celebración fue en familia y para muchos pasó desapercibida; como en el caso de Daniela Simanca, diseñadora gráfica y fiel asistente del carnaval. Ella asegura que al no ser declarados los días lunes y martes de carnaval como días cívicos, la vida continuó con su curso normal, lo que afectó por completo la percepción del carnaval. Así mismo, asegura, que al ser una fiesta que se festeja con amigos y familia tradicionalmente, este año estuvo cargada de melancolía y poco ambiente de fiesta, como es costumbre.
Los organizadores del carnaval decidieron recordar los mejores momentos de las reinas, que con su belleza y talento han encabezado las ediciones pasadas de esta fiesta, y decidieron que este 2021 la reina sería Barranquilla. Una ciudad que se cuida y reconoce porque el carnaval se vive en cada uno de los barranquilleros y no en las calles. Este evento, al igual que La Batalla de Flores, La Gran Parada de Tradición y Folclor, Gran Parada de Comparsas y El Entierro de Joselito Carnaval, se transmitieron a través de la señal de Telecaribe y las redes sociales del carnaval, con sesiones pregrabadas en las que participaron solo algunas comparsas cumpliendo todas las medidas de bioseguridad.
Escultura en el malecón de Barranquilla. Foto: Página oficial de Facebook del Carnaval de Barranquilla.
En años anteriores, el número de asistentes al carnaval superaban los 2 millones de personas, entre locales y turistas. Este año, se cree que la cifra se redujo considerablemente, ya que Telecaribe no cubre la totalidad del territorio nacional y la falta de tecnología e internet en las áreas rurales impidió que gran parte de la población que vive a los alrededores de esta ciudad no pudiera conectarse con las actividades planeadas.
Este año también representó un descanso para las comparsas que año tras año dedican su tiempo a la preparación del carnaval; como lo expresa Gladys Gonzales, bailarina del Rumbón Normalista. Gladys suspendió sus ensayos semanales, que al principio de la pandemia trataron de implementarlos de manera virtual, pero que al final no dieron resultado. Este es uno de los muchos casos de comparsas que suspendieron sus labores para cuidarse y cuidar a los suyos.
La pandemia y la virtualización del carnaval también sacaron a la luz la importancia de regresar a las raíces de la tradición, un carnaval del y para el pueblo. Con más eventos públicos y menos privados, en donde el uso del espacio público sea de libre acceso y no toque pagar para ingresar a fiestas tradicionales, como Baila a la Calle, que inició como un evento popular y la organización del carnaval decidió privatizar; así lo asegura María Camila Samper.
Aún quedan muchas problemáticas que solucionar, tradiciones que rescatar y modificar la importancia que se le da a los hacedores del carnaval. Los nuevos dueños del carnaval tienen mucho trabajo por hacer, planificar un Carnaval de Barranquilla 2022 que logre llegar a más público, sin que implique poner en riesgo la salud de los barranquilleros.
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Esta entrevista forma parte de Arte en Pandemia, una serie de artículos que muestran cómo las expresiones culturales y artísticas de América Latina se reinventaron/adaptaron a las condiciones de aislamiento social provocadas por la pandemia de covid-19.
Ilustración de portada: Rocío Rojas (Perú).