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Ariel Alvéstegui Seelenfreund es sociólogo, tiene 27 años, y desde marzo de 2019 trabaja para el programa Servicio País, de la Fundación Superación de la Pobreza en Chile. A través de su labor colabora junto a otras dos profesionales, para visibilizar, activar y conectar los recursos del territorio, en pos de lograr la equidad e inclusión social en la ciudad.

 


 

Ariel Alvéstegui Seelenfreund aparece en la pantalla del monitor con una sonrisa. Es morocho, ojos verdes, tez blanca. Detrás de él, sobre la pared, tiene pegado un grupo de post-it con ideas, proyectos presentes y otros que le gustaría hacer a futuro, todos forman una especie de mapa conceptual que deja ahí, a la mano, para no olvidar esos pensamientos que se le presentan durante el día a día. 

Está conectado desde su celular, son las 19.30 horas y apenas llega a su casa. Tuvo una reunión en Rancagua, una ciudad al sur de Santiago de Chile, en donde se encuentra la oficina central de Servicio País, un programa de Fundación Superación de la Pobreza, para el cual trabaja. 

Ariel Alvéstegui Seelenfreund es sociólogo, tiene 27 años. Desde marzo vive en San Vicente de Tagua Tagua, ubicado a hora y media de la capital del país, en donde realiza una intervención comunitaria en las localidades de La Laguna, Santa Inés y Cuchipuy. A través de esta charla virtual sé más de su historia y sobre cómo está impulsando transformaciones en su entorno.

Foto: Servicio País Tagua Tagua

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Servicio País es un programa que surgió hace 25 años, éste promueve el compromiso de jóvenes frente a la situación social del país, con el objetivo de aportar, a través de la intervención comunitaria, en la redistribución y descentralización del conocimiento profesional en Chile. 

El proyecto ha contado, en su trayectoria, con la participación de 6.200 profesionales, el 46 % de estas personas decidió quedarse en la región donde fue destinada a trabajar, que según datos de la Fundación Superación de la Pobreza, ha sido en el 83% de las comunas del país. Cada año en Servicio País trabajan con 20 mil personas, recaudan 2 mil millones de pesos en proyectos sociales y apoyan el diseño y ejecución de 290 proyectos con las comunidades en las que está presente el programa, todas estas cifras dan cuenta del trabajo diario del equipo.

Este 2019 desembarcó por primera vez en tres localidades de San Vicente de Tagua Tagua, para visibilizar, activar y conectar los recursos del territorio, en pos de generar un desarrollo local que contemple los sectores rurales aislados, en donde no llegan muchas oportunidades. 

Las tres localidades de San Vicente de Tagua Tagua en las que trabaja Ariel Alvéstegui, junto a otras dos profesionales, reúnen en total 900 personas aproximadamente, su labor en el territorio está enfocado en la valorización del patrimonio local y la articulación entre los actores locales. 

“En esta primera fase elaboramos un status de qué es lo que encontramos, cuáles son sus problemáticas, con qué recursos cuentan y todo lo que nos resulta relevante para esta intervención”, explica el joven sobre las tareas que comprende su trabajo diario allí. 

“Tratamos de ofrecer una mirada panorámica para ver qué podemos trabajar en conjunto con este grupo de personas, son procesos que están pensados para articularse con la comunidad, desde cosas muy pequeñas como generar un vínculo”, precisa Ariel. 

Ante la pregunta “¿qué es lo que más te gusta de tu trabajo?”, él responde de inmediato que su motivación principal es “generar procesos de transformación en la sociedad”, lo cual está experimentando por primera vez con una comunidad y a través de una intervención como tal.

Aunque trabajó en otros proyectos vinculados a los derechos humanos, Ariel Alvéstegui nunca se desenvolvió en un ámbito como el que le ofreció Servicio País, al seleccionarlo en octubre de 2018, para ser parte de este programa de intervención comunitaria en dicha comuna chilena. 

Su experiencia siempre fue en la parte académica, desde el estudio de las migraciones latinoamericanas en su tesis universitaria, hasta la investigación de temas de memoria y derechos humanos en el Área de Educación del sitio memoria del Estadio Nacional.

Foto: Servicio País Tagua Tagua

Una inquietud intelectual y comunitaria

De niño, Ariel era algo introvertido, observador e inquieto intelectualmente, dice. De esa manera define su gusto por preguntar y saber acerca de todo lo que lo rodeaba en Las Condes, una zona de barrios residenciales, ubicada en Santiago de Chile, donde vivía con su familia.

“Crecí en una familia bien pequeña, súper unida, con una fuerte inclinación por la naturaleza y el compartir, creo que ese espacio fue el que me formó en mi manera de ser más íntima”, relata Ariel, o “Lucho”, como le dicen sus familiares y amigos, sobre su infancia. 

Las Condes es una comuna “acomodada” de la capital, en donde conviven barrios residenciales y grandes empresas modernas, junto con Providencia, representan el eje comercial, financiero y turístico de la región metropolitana de Santiago de Chile. 

“Nos mudamos a lo de mis abuelos maternos, cuando fallecieron. Es un barrio súper acomodado, donde la gente vive súper bien, pero no existe una vida en comunidad”. Así describe Ariel Alvéstegui el barrio en donde creció, sin dar más detalles de su vida en el lugar. 

Ariel encontró la forma de satisfacer su “inquietud intelectual” y “vida en comunidad” en un grupo de scout al que acudió durante su infancia, adolescencia y parte de la juventud. Fue en ese espacio donde formó sus primeras amistades y aprendió a relacionarse entre pares. 

“Siempre tuve la inquietud de hacer cosas con otros. Eso en mi grupo de scout fluyó harto. Una de las etapas que más me gustó fue la de la adolescencia, porque nos dieron la oportunidad de construir ese espacio a través de la propuesta de actividades”, recuerda Ariel.

Todo lo que le gustaba hacer a Ariel de niño perdura hasta el día de hoy. Es como que si ese pequeño viviera aún en su interior. “La naturaleza, andar en bicicleta, caminar, acampar, imaginar, crear cosas, coleccionar objetos antiguos”, en ese orden enumera sus gustos. 

Hace un tiempo adoptó como hobby el montañismo, al cual acude cuando no debe trabajar:

“Me ha atrapado harto el tema de la montaña. No sé si es para desconectarme, porque muchas veces la gente ve que salir al aire libre es desconectarse. Pero salir también es una experiencia harto de conexión”, suelta al pasar una frase que, al re leerla, te invita a pensar un buen rato.

Cómo funcionan las cosas

Las ganas inagotables por saber acerca de todo lo que lo rodeaba, se mezclaron con la faceta estructurada y cuestionadora de Ariel. Lo empujaron a buscar algo que le ayude a entender sobre todas esas cosas que él se cuestionaba, ahí apareció la universidad. La sociología. 

“Siempre tuve un pensamiento cuestionador. Le buscaba la quinta pata al gato y en un momento de mi vida empecé a preguntarme por la forma en que funcionaba la sociedad. La forma en que funcionan las cosas”, dice Ariel Alvéstegui sobre su decisión de estudiar sociología. 

Uno de los temas que movilizan al joven es el de la migración latinoamericana. De hecho su tesis universitaria trató de eso, haciendo foco en las y los migrantes mexicanos en Chile:

“No había información al respecto, pasaba desapercibida, entonces decidí investigar”. 

Ariel recuerda su trabajo de tesis como un proceso de investigación y reporteo in situ totalmente solitario, lo que lo llevó a cuestionarse otra vez cómo funcionan las cosas, “las tesis se trabajan de manera individual, cuando debería ser un trabajo colectivo, ¿no?”. 

Su tesis sobre por qué migran los y las mexicanas a Chile, con qué ideas llegan al país, cuáles son sus sueños y si en algún momento llegan o no a cumplirlos, fue el puntapié para que postulara a la convocatoria del programa Servicio País, en la cual quedó seleccionado. 

Otra vez el niño interior que convive con Ariel dio saltitos de alegría. Estaba ante una iniciativa que proponía hacer cosas concretas. Desde mudarse a una comunidad que desconocía, a interactuar con personas que nunca había visto en sus veintisiete años de vida. 

Antes de esta experiencia Ariel vivió otras que lo formaron en el trabajo colectivo. Como su paso por el Área de Educación del sitio memoria del Estadio Nacional. O su participación en Escuela de Incidencia, una iniciativa de formación de Fundación Ciudadanía Inteligente.

De la escucha a la incidencia

Desde marzo de 2019, Ariel vive y trabaja en San Vicente de Tagua Tagua. En tres comunidades en donde el desafío principal es justamente su máxima motivación: generar procesos de transformación en la sociedad. Al punto tal de que se apropien del espacio.

Escuchar, prestar atención y aportar en lo que cree necesario. Son las tres líneas de acción que aplica Ariel para generar confianza. Para incidir y transformar a las personas con las que comparte un proceso del que también cree que puede aprender para enriquecer su postura. Su mirada. 

Sobre esto conversamos.

—¿De qué manera generas confianza con la comunidad?

—Siendo espontáneo y sincero. Muchas veces resulta que son personas que tienen mucho por decir, lo más importante es escucharlas y demostrarles que eso nos interesa genuinamente.

—¿Qué significa para tí incidir?

—Creo que incidir es siempre una tarea colectiva. Algo que pasa por cambiar los horizontes de lo que es posible. El ámbito de lo que se puede transformar en una sociedad, en base a lo que existe es siempre limitado. Hay espacios de administración o de gestión de recursos. Pero para transformar se necesita cambiar la manera en que nos posicionamos frente a lo que ya existe. 

—¿Cuál crees que es la “fórmula” para transformar a las personas?

—Las personas deben darse cuenta por sí mismas que quieren y pueden hacer las cosas de otra manera. Uno solo entra a facilitar, a plantear preguntas. Si no es un trabajo autónomo, el alcance de la transformación es limitado, se reduce al apoyo que un otro pueda brindar.

¿Y quién transforma a quién?, la transformación es conjunta, quien interviene también aprende, es un diálogo, todos nos movemos de nuestras ideas, posiciones, situaciones.

—¿Qué te imaginas haciendo dentro de cinco años?

—Imagino que lo mismo que hago ahora, algo que genere algún tipo de transformación.

Cambiar los horizontes de lo posible

El trabajo de Ariel Alvéstegui en Servicio País entró la recta final, por lo que aún sin dejar de trabajar con la comunidad, se permite ciertos espacios para pensar qué sigue después de esta experiencia, pero con algo bien claro: un lugar donde generar transformación social. 

“Tengo varias opciones en mente, una es seguir en Servicio País, otra seguir estudiando o trabajar de algún oficio, pero siempre algo ligado a lo social”, comenta Ariel.

Ariel se mantiene en movimiento, si no está en San Vicente de Tagua Tagua, está en la montaña; si no está en la montaña; está cocinando para sus amigos, y así, siempre en comunidad, compartiendo lo que sabe y lo que no con otras personas cercanas a él. 

Siempre con esa inquietud intelectual que despertó en su interior siendo apenas un niño. Con su personalidad estructurada, sin dejar de buscarle la quinta pata al gato. Y preguntarse cómo es que funcionan la cosas, o al menos, cómo es que funcionan casi todas las cosas.

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“Nuevos rostros de Cuba y América Latina” es una serie de 22 perfiles de jóvenes que están transformando la región desde distintos ámbitos: música, deporte, tecnología, derechos humanos, innovación, moda y más. Distintas Latitudes y la Red Latinoamericana de Jóvenes Periodistas nos acercamos a ellos para ponerles nombre y conocer su historia.

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Ilustración y diseño de portadas: Alma Ríos
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Florencia Luján (Argentina, 1992). Periodista, siempre que se pueda.

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