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Se realizó la séptima Cumbre Mundial de los Premios Nobel de la Paz en Mérida, Yucatán. Uno de los temas que estuvo presente fue el de la violencia de género. Aquí desglosamos lo que se reflexionó.

 


 

Texto: Lilia Balam

En medio de una amplia discusión sobre la construcción de la paz, desde la perspectiva del desarrollo social y económico, del cambio climático y las artes, en la XVII Cumbre Mundial de los Premios Nobel de la Paz, que se llevó a cabo del 19 al 22 de septiembre en Mérida, Yucatán, al sur de México, hubo un tema que no se dejó de abordar durante las jornadas de trabajo: el de los derechos humanos. 

En particular, los debates sobre género y diversidad sexual salpicaron la mayoría de las mesas y plenarias realizadas en la Cumbre que surgió en 1999 en Roma, Italia, y cuyo objetivo es fungir como una plataforma para retomar temas vinculados “con la conciliación de la paz, la reconciliación y su desarrollo”.

Uno de los puntos para abordar dicha temática fue la mesa “Las Mujeres y la Paz”, en la que participaron la líder indígena guatemalteca Rigoberta Menchú Tum, ganadora del Premio Nobel de la Paz en 1992; la ministra estadounidense Bernice Albertine King, hija de los activistas Martin Luther King Jr. y Coretta Scott King; y las mexicanas Yuriria Sierra, conductora de un noticiero del canal Imagen Televisión; Joy Huerta, cantante mexicana y la conductora de Noticieros Televisa, Paola Rojas.

Las cinco panelistas brindaron reflexiones sobre el posible origen de la violencia de género en particular en México. Yuriria Sierra recordó que, hasta el 2015, se habían registrado 26 mil feminicidios en este país, es decir, la cifra sería superior en estas fechas. De hecho, el informe de Incidencia Delictiva del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, hasta agosto de este 2019 indica que se habrían cometido 638 feminicidios en México.

La situación no es ajena en otros países de América Latina: El Salvador tiene las cifras más altas de asesinatos de mujeres en esa región: ocurren 10.2 de esos ilícitos por cada 100 mil mujeres; en Bolivia la tasa es de dos feminicidios por cada 100 mil mujeres, y le siguen Paraguay, con 1.6; Ecuador y Uruguay con 1.3 respectivamente.

“¿Qué estamos haciendo como sociedad y cómo hemos podido llegar a este punto en que nosotros somos quienes estamos matando a nuestras propias mujeres?”, preguntó Yuriria, y las demás panelistas se dieron a la tarea elaborar tres reflexiones en torno a este fenómeno de violencia.

 Aquí los enlistamos. 

El papel de la academia para combatir la violencia de género

Para Rigoberta Menchú, el nudo del asunto se centra en “la mente colonial de la mujer” e insistió en que la academia debe ejercer un rol diferente para evitar ese pensamiento y lograr que las personas no permitan ser denigradas. Además, resaltó la importancia de la reciprocidad entre las personas para evitar la violencia.

La cantante Joy señaló que somos una sociedad dominada por el patriarcado y los valores inculcados fomentan la idea de que las mujeres se encuentran en segundo plano desde que nacen. 

“Somos mucho más que lo que la sociedad dicta que somos. Por mucho tiempo tuve mucho miedo de usar la palabra feminista porque sabía que implicaba odio a los hombres, que no me rasuro las axilas o las piernas, pero es solo una palabra que está dándome a mí la responsabilidad de romper con ciertas formas y normas de la sociedad”, externó.

El lenguaje: una vía que inhibe la discriminación 

Joy Huerta recalcó que la violencia de género inicia cuando se desarrolla un sentido de pertenencia hacia las personas, y agregó que el lenguaje cotidiano es una vía para fomentar ese tipo de prácticas.  En este punto coincidió la periodista mexicana Paola Rojas, quien enfatizó la importancia del lenguaje como un medio de transformación y cambio en la sociedad.

“Desde el lenguaje discriminamos o respetamos, rechazamos o incluimos. Hay frases desafortunadas que retratan lo que a muchos les resulta incluso divertido. Escuchamos a funcionarios que sin más, se refieren a las mujeres usando términos como piruja o nalguita. O un alcalde de Motul, Yucatán, quien dijo a una mujer que pedía apoyo ‘búscate un macho que te mantenga’. La discriminación y la violencia empiezan por el lenguaje”, puntualizó.

Las mujeres son el alma de la nación, y ésta debe ser salvada

En contraste, Bernice King no analizó las causas de la violencia de género. Recordó a la audiencia que la mayoría de las personas suele escuchar sobre los hombres que protagonizaron las luchas por los derechos civiles, incluido su padre, Martin Luther King Jr.

“Pero estoy aquí para decirles que esos movimientos no hubieran sido posibles de no ser por las mujeres que los sostuvieron. Eran lo suficientemente valientes para comprometer sus mentes en la búsqueda de soluciones a la situación de opresión”, apuntó.

Por ello, añadió, las mujeres deben sostenerse entre ellas. “Las mujeres somos el alma de la nación y el alma de la nación debe ser salvada”, repitió.

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Diseño de portada: Alma Ríos
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