A pesar de tener el Síndrome de Miller, deficiencias auditivas y cuatro dedos en cada mano, David González toca el piano desde los 4 años de edad. Desde que se presentó por primera vez a los 10 años, no ha dejado de romper los estereotipos alrededor de las personas con discapacidad.
David González Ladrón de Guevara (Guadalajara, México, 1996) tiene una voz dulce y amable que se siente como un abrazo sonoro para quien la escucha por primera vez. A pesar de tener una voz de artista, su verdadera pasión es tocar el piano, algo que hace desde los 4 años de edad.
Ha viajado por el mundo representando a México en diferentes concursos internacionales para pianistas y ha ganado medallas por otras actividades como la natación o el fútbol. También ha recibido premios como el Premio Nacional a la Juventud. Todo esto a pesar de tener el Síndrome de Miller, una condición que dificulta o impide el control muscular y el movimiento de los ojos, además de deficiencias auditivas y cuatro dedos en cada mano.
David, desde que se presentó por primera vez a los 10 años, no ha dejado de romper los estereotipos alrededor de las personas con discapacidad en México al hacer todas las actividades que le gustan y triunfando en ellas. Toca acompañado de su papá en varias de sus presentaciones y cada día explora el mundo de la música un poco más. También escribe libros contando su experiencia de vida.
¿Cómo fue tu acercamiento a la música clásica?
Empecé mis primeros acercamientos con la música cuando tenía cuatro años con mi tía Rocío. Ella es maestra de piano para niños, y me dio mis primeras lecciones de piano. Yo vi como todos en mi familia eran músicos, tocaban algún instrumento o cantaban y yo decía “yo también quiero hacer eso, y por qué no, tocar juntos.”
Entonces con mi tía comencé a tomar mis lecciones. Tomaba clases individuales y grupales. Ella fue la que le mostró a mi papá, que al principio pensó que no iba a poder por mis limitaciones físicas. Por ejemplo de la mano derecha no puedo extender los dedos.
En la mano izquierda dos dedos no los puedo extender, pero empezamos a enfocarnos en lo que sí puedo hacer. Así dominé los movimientos de las manos para tocar las piezas rápidas de una manera muy diferente a lo normal. Gracias a ello es que me reconocen de manera mundial, por la originalidad para tocar el piano. Ha sido algo muy bonito.
¿Hay otros instrumentos o actividades que estés explorando además del piano?
Ahora estoy componiendo. Retomé la batería durante la pandemia, la guitarra, el bajo ya lo voy a empezar. Así he ido desarrollándome como músico.
A sus 25 años el pianista David González no deja de romper los estereotipos sobre las personas con discapacidad. Foto: Facebook.
Y por fuera del mundo de la música clásica, ¿qué géneros o artistas te gustan escuchar?
No tengo ningún artista favorito, pero de música sí escucho de todo. Escucho pop, electrónica, un poco reggaetón. Rock. Me gusta mucho todo tipo de música.
¿Bailarla también?
Sí. Nada muy intenso, pero sí.
¿En los viajes por el mundo que has hecho has conocido a algún músico que te inspire?
Hay un violinista que toca el violín con una mano. En los festivales de pianistas con discapacidad nos hemos hecho amigos con una pianista japonesa que se llama Kanai. Ella toca el piano con un dedo. En sus conferencias ella dice que necesita ayuda para todo, pero que lo único que puede hacer por su cuenta es tocar el piano.
Es una experiencia verla tocar. Ella también toca con su mamá, como yo con mi papá que es pianista y mi maestro.
En otras entrevistas te preguntan mucho por tu composición favorita y veo que respondes que es una que compusiste con tu papá, ¿sigue siendo la misma?
Pues ahorita una de mis favoritas es una de las piezas que yo he compuesto. No puedo decir una específica pero tres de mis piezas para piano tengo las de Himno de Esperanza, Saberse Amado e Inquebrantable. Cada una tiene su historia y las voy platicando en las conferencias. Me gusta transmitir un mensaje a través de mis composiciones.
Si pudieras elegir cualquier otra profesión sabiendo que no fallarías ¿lo harías?
Me quedaría con la música y el deporte. Sin duda son las dos cosas que más me apasionan en la vida. En específico la música es algo que cambia la vida de las personas y puede impactar en ellas de alguna manera.
Vamos con una pregunta de imaginación. Se sabe que México es un país que usualmente destina pocos fondos para el deporte, la música y la educación alrededor de las discapacidades. Si tuvieras la posibilidad de crear un instituto con fondos ilimitados para alguna o todas estas causas, ¿cómo se llamaría?
Estoy improvisando, pero Centro de Arte y Desarrollo Humano y algo de deporte. Centro de Arte, Deporte y Desarrollo Humano.
¿Y qué haría ese Centro?
Tendría clases de música, pintura y teatro. Áreas donde los jóvenes puedan practicar deportes, hasta ping pong. Otra área sería una donde puedan desarrollarse como humanos, como con clases de psicología. También tendría una área con todo aquello que no nos enseñan las escuelas: las finanzas, el emprendedurismo. Todas esas cosas.
Eres miembro de la comunidad Global Shapers. ¿Cuáles son tres aprendizajes que has adquirido ahí que nos compartirías a los demás?
Algo básico es que hagas lo que te apasione. Así todo lo que investigues y profundices te va a gustar. Buscar tu área de oportunidad. Y disfrutar el proceso, mantenerse con una actitud de aprender. La pandemia nos enseñó que lo importante es la flexibilidad y saber adaptarse.
Si tuvieras que escribir un solo aprendizaje sabiendo que todo el mundo lo leería, ¿cuál sería?
Tengo varias. Empieza a enfocarte en lo que puedes hacer y deja de enfocarte en lo que no puedes hacer. Así vas a poder cumplir tus sueños. Otra podría ser: la esperanza y el amor te pueden convertir en una persona inquebrantable. O: el mundo puede ser transformado por la esperanza y el amor y cada uno de nosotros podemos ser la esperanza para la otra persona.
Justo acabas de decir que la pandemia llegó a cambiarnos a todos y a obligarnos a adaptarnos. Musicalmente ¿qué tendría la pandemia si fuera una composición?
Tendría de todo. La pandemia ha traído tanto momentos muy malos como momentos de reflexión, introspección crecimiento y oportunidad. Tendría que componerse una obra que se llamara así: covid-19.
Y en estos periodos de tantos cambios y en un mundo tan pandémico, ¿cuál es el papel de la música clásica? ¿escuchar música clásica puede cambiar el mundo?
Hace mucha falta más acercamiento por lo menos aquí en México a la música clásica. Y también de la música clásica hacia la gente. Muchas veces las personas sienten a la música clásica como algo distante, para gente de clase alta o personas cultas.
La música en general, más que el género tenemos que enfocarnos en el contenido y qué es lo que estamos escuchando. También ver si eso te lleva a una introspección profunda o una reflexión. Incluso dentro del género de reggaeton hay piezas que hablan de amor. Es lo mismo en cualquier género.
Para un mundo diferente tiene que haber personas diferentes pero tenemos que empezar a cambiarlo nosotros.
¿Qué nos hace falta entender a las personas que no tenemos una discapacidad? ¿qué tenemos que comprender del tema?
Es parte de lo mismo. Hay mucho desconocimiento alrededor del tema, aunque aquí en México sí he visto mucho avance desde que yo era pequeño a ahora, hay una mayor inclusión. Así lo menciono en mis conferencias. Antes no se les daba su lugar a las personas con discapacidad y ahora tenemos más lugares y más aceptación. Para allá vamos, es un proceso, pero debemos seguir hablando del tema. Como dije, el cambio empieza en uno.
Ilustración de portada: Alma Ríos